miércoles, 26 de marzo de 2014

No necesitas reloj para saber el momento

Cuando vas a un pueblo o una ciudad pequeña y no sabes cómo llegar a algún lado, muchas veces las personas te dan referencias que, para quienes vamos de la Gran Ciudad, resultan curiosas: "dar vuelta en el árbol", "pasando la torre azul", "donde está la casa amarilla con rojo". En ciudades tan pobladas también llegamos a escuchar referencias así, pero son mucho menos generales, como dónde decirle al taxi que te baje o de qué color es la casa junto a la tuya. Lo interesante es que cuando vas de una ciudad como ésta y te dan una referencia como ésa, vas todo el camino pensando si ese arbusto será el árbol, o si la torre azul será la casa de dos pisos que se veía medio blanca. Pero cuando llegas, sabes perfectamente que ése es el árbol, que esa es la torre azul, que esa es la casa amarilla rojo.

Eso es exactamente lo que pasa con los momentos. Creo que muchas veces cometemos errores por pensar tanto en si será el momento adecuado para tal o cual cosa. Vivimos una vida llena de preguntas a nosotros mismos. No digo que esté mal cuestionar lo que hacemos, pero ¿realmente necesitaremos saber el porqué más profundo de cada paso que damos? ¿No funcionan mejor las cosas que sólo suceden?

Seguramente también cometeremos errores, pero también seguramente son errores más sinceros, cosas que hicimos de corazón, porque, sin darle muchas vueltas, hicimos lo que sentimos mejor. Qué feo es que a pesar de pensar y pensar y pensar si era un buen momento, lo hacemos mal; al final no lo era, o peor, lo dejamos pasar.

Me parece que deberíamos tener más confianza en lo que sentimos, porque así como damos bien con la referencia del árbol sin un GPS, no necesitamos un reloj para saber cuál es el momento perfecto.


En la foto: Patti Smith